Auge del Siglo de Oro
He descubierto que los viajes siguen manteniendo la esencia que tenían en el siglo XVI. Aún hoy podemos encontrarnos, de camino a cualquier destino, numerosas historias narradas por diferentes personas o personajes.
Nuestra sociedad no ha evolucionado tanto en ese aspecto, y a mí, la verdad, no me interesa que cambie. Al contrario, disfruto de esos relatos. El pasado fin de semana monté en el tren con mi amiga Cristina para ir a la capital de España, Madrid. Parecía en un primer momento que la suerte no nos era propicia. Coincidimos en el vagón con una serie de personas que directa o indirectamente (porque el oído hay que colocarlo en cualquier lugar y posición), aunque más la segunda, contaron su historia. Y ahí nos encontrábamos, los dos, escuchando palabras que no nos cernían ni nos interesaban en absoluto. Éramos dos pastores recién sacados de la Diana intentando enterarnos de vidas ajenas (porque las nuestras ya nos las sabíamos), como si estuviésemos escondidos tras los juntos o matorrales de cualquier paraje. Cuando llegábamos a nuestro punto dos jóvenes pastorcillos de Torrijos nos salieron al paso y se unieron, vergonzosamente, a nuestro viaje.
Pero en uno de los momentos de mayor clímax, se produjo la separación, pero no una separación dolorosa, todo lo contrario, fue alegre y con algún canto amebeo que otro. Así pasamos varios días hasta que el reencuentro se produjo en el mismo lugar que la separación. Fue emotivo. Dos días sin ver a Cristina, aunque gracias a los adelantos tecnológicos estuvimos comunicados.
De regreso, porque nuestra peregrinación terminaba, coincidimos con algún que otro conocido con el que días antes habíamos compartido viaje. ¡Qué emoción! Era como si todo hubiese estado estructurado al milímetro. Pero a la vuelta, no nos preocupamos por los demás, compartimos nuestro aprendizaje (porque en todo viaje se sufre un proceso didáctico) y nos hartamos (por lo menos yo) de chocolate blanco porque el bizcocho americano de la Cristi estaba un poco fuerte.
Nuestra moraleja fue clara, compartir puede ayudar, entretener, enseñar y conocer a otras personas. Viajar es maravilloso, y si no, que se lo pregunten al Pocholo. ¡Ánimo a los interesados en recrear viajes dorados!
Frase de la semana: “Porque la vida hay que vivirla y aprovechar la ocasión, que esto son dos días y todos malos no son”. Una canción de la cual cuyo autor y/o intérprete desconozco.
Nuestra sociedad no ha evolucionado tanto en ese aspecto, y a mí, la verdad, no me interesa que cambie. Al contrario, disfruto de esos relatos. El pasado fin de semana monté en el tren con mi amiga Cristina para ir a la capital de España, Madrid. Parecía en un primer momento que la suerte no nos era propicia. Coincidimos en el vagón con una serie de personas que directa o indirectamente (porque el oído hay que colocarlo en cualquier lugar y posición), aunque más la segunda, contaron su historia. Y ahí nos encontrábamos, los dos, escuchando palabras que no nos cernían ni nos interesaban en absoluto. Éramos dos pastores recién sacados de la Diana intentando enterarnos de vidas ajenas (porque las nuestras ya nos las sabíamos), como si estuviésemos escondidos tras los juntos o matorrales de cualquier paraje. Cuando llegábamos a nuestro punto dos jóvenes pastorcillos de Torrijos nos salieron al paso y se unieron, vergonzosamente, a nuestro viaje.
Pero en uno de los momentos de mayor clímax, se produjo la separación, pero no una separación dolorosa, todo lo contrario, fue alegre y con algún canto amebeo que otro. Así pasamos varios días hasta que el reencuentro se produjo en el mismo lugar que la separación. Fue emotivo. Dos días sin ver a Cristina, aunque gracias a los adelantos tecnológicos estuvimos comunicados.
De regreso, porque nuestra peregrinación terminaba, coincidimos con algún que otro conocido con el que días antes habíamos compartido viaje. ¡Qué emoción! Era como si todo hubiese estado estructurado al milímetro. Pero a la vuelta, no nos preocupamos por los demás, compartimos nuestro aprendizaje (porque en todo viaje se sufre un proceso didáctico) y nos hartamos (por lo menos yo) de chocolate blanco porque el bizcocho americano de la Cristi estaba un poco fuerte.
Nuestra moraleja fue clara, compartir puede ayudar, entretener, enseñar y conocer a otras personas. Viajar es maravilloso, y si no, que se lo pregunten al Pocholo. ¡Ánimo a los interesados en recrear viajes dorados!
Frase de la semana: “Porque la vida hay que vivirla y aprovechar la ocasión, que esto son dos días y todos malos no son”. Una canción de la cual cuyo autor y/o intérprete desconozco.
Comentarios
LA SEMANA PASADA PASASTE POR CASA Y TE CONTÉ LAS ÚLTIMAS NUEVAS, ¿TE ACUERDAS NO, ORNITÓLOGO?SOBRE ESA OPORTUNIDAD TAN OPORTUNA DE TRABAJO EN UNA CÁRCEL DE MENORES, CASTLE, DONDE YO SIEMPRE HE SOÑADO TRABAJAR DESDE QUE COMENCÉ A ESTUDIAR EDUCACIÓN SOCIAL, DURANTE Y AHORA, Y DIGO SOÑAR PORQUE EN REALIDAD YO NUNCA HE TRABAJADO HASTA AHORA. TÚ ME DIJISTE LO QUE EN REALIDAD YO QUERÍA HABER ESCUCHADO DE LA MADRE QUE ME ..., (TU QUERIDA TITA) Y MI HERMANA, MI PRECEDENTE EN ESTA DURA TAREA DE LA EDUCACIÓN SOCIAL, PERO QUE A MI TANTO ME APASIONA; SIN EMBARGO CUANDO YO TAN ILUSIONADA LES DIJE:´-MAMÁ, QUE ME HAN LLAMADO, QUE ES LA PRIMERA OFERTA DE EMPLEO QUE RESPONDE DESPUÉS DE LOS 1000 DE CV QUE HE ENVÍADO TRAS HABER FINALIZADO LA CARRERA, NO ME LO PODÍA CREER, IGUAL QUE UNA NIÑA CON ZAPATOS NUEVOS, TE LO PROMETO (TÚ YA SABES LO ILUSA QUE SOY); BUENO PUES DURANTE TODO EL FIN DE SEMANA LO ÚNICO QUE HICE FUE PENSAR, PENSAR SOBRE SI MI ELECCIÓN HABÍA SIDO O NO LA CORRECTA (TENIENDO EN CUENTA QUE PRÓXIMAMENTE HABRÁ UNA BOLSA DE EMPLEO DE EDUCACIÓN SOCIAL, Y SI ME VOY SÉ QUE LA VOY A DESAPROVECHAR)Y SI REALMENTE HE DECIDIDO POR MÍ MISMA O POR ELLOS (HE TAMBIÉN DE RECONOCER QUE LOS CONSEJOS TAMBIÉN HAY QUE TENERLOS EN CUENTA), Y SABES QUE ME DIJO MI MADRE?? ESTE CASTLE TIENE AÚN MÁS PÁJAROS QUE TÚ SARA| Y YO LE RESPONDÍ: SÍ Y QUÉ?? PUÉS SI NO FUERA POR NUESTROS PÁJAROS NO SERÍAMOS NOSOTROS Y TAMBIÉN LE DIJE CON MI TONITO BORDE (ALGUNAS VECES) ÓJALA SIEMPRE PUEDA TENER ESTOS 1000 DE PÁJAROS EN LA CABEZA, ESPERO QUE NI POR NADA NI POR NADIE ESOS PÁJAROS ANIDEN EN OTRO LUGAR.
EN FIN... QUE AUNQUE A VECES NO NOS TOMEN EN SERIO, NUNCA DEBEMOS DEJAR DE HACER LO QUE CREEMOS VALE!!
YA VEREMOS LO QUE PASA...
UN BESOTE Y ÁNIMO.
Desde aquí te agradezco lo bien que me lo hiciste pasar en el viaje y lo atento que estuviste en todo momento conmigo. Fuiste un auténtico caballero andante.