Son las cosas de la vida, son las cosas del querer...

Ante mí un millón de finas hojas de todo tipo para una única misión. Cuadriculadas, lineales, en blanco, amarillentas, enumeradas, fechadas, variantes de tamaño, encuadernadas, especificativas, separadas, deseosas de cubrirse, forrarse y rellenarse con las palabras de amor nunca antes sincerdadas que expulsa, escupe y arroja el más vital de los órganos.

Palabras de amor que saben a música y suenan a gloria, que fluyen desparramándose por cada terminación nerviosa, que colapsa el utensilio de escritura. Palabras de amor pegajosas, empachosas, rabiosas, empalagosas y sin otra compañía. Palabras de amor escondidas en otras muchas de diferente género, número, aspecto, modo, voz, determinación, superlatividad, numeración, articulación, demostración, clasificación, abstracción, colectividad, propiedad, contabilidad, modo, instrumento, cantidad, espacio, tiempo, lugar... pero hacia una misma persona.

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