Balance de mis últimos 365 días

Balanceando el año de una lado hacia otro caen al suelo carteras llenas de recuerdos que por un momento u otro fueron guardadas ahí, millones de joyas brillantes creadas a partir de los sentimientos más puros y las ideas más extravagantes, un paquete de cien momentos divertidos y una bolsa de aquellos que dolieron, una caja sorpresa de la que salen las canciones más entonadas por las cuerdas vocales y los lamentos que calaron más hondo.

La locura se instaló sin problemas y vino cargada de una neblina perfumada que se expande a lo largo del individuo que escribe.

Con el tiempo mi personalidad va grabando pirográficamente sus característica. Características que no llego a entender con precisión pero a las que hay que habituarse y adaptarse.

Si continúo balanceando cae el documento del cambio, con sus pautas a seguir y su magnífico final desconocido, que ha permitido la sequía en mis ojos por sobrehidratación salada.

Ha sido un año lleno de sorpresas y condicionantes que a cualquiera hubiesen trastornado. En su segunda mitad solo se han descubierto gozos en pozos arrojados por diferentes y variopintas cuestiones negativamente resueltas. La suerte o la desgracia de ser un soñador.

En el camino muchas personas ralentizaron el trascurso de sus vidas , otras resurgieron con fuerza para avanzar, otras se apartaron y otras tantas fueron desapartadas. Hubo quien se fue con un halo resplandeciente para no volver y vinieron muchos otros pequeños que se divirtieron en la oscuridad. Mi cuerpo ha viajado, mi mente más aún, a una velocidad que no puede calcularse así como así.

Mi corazón confunde ventrículos. Venas y arterias se entrecruzan llegando casi al cortocircuito. Mucho sufrimiento autoprovocado sin necesidad y mucha ansia invadiéndolo todo a su paso. ¿Ilusiones? Rotas, sin sentido y casi por obligación.

Este 2012 no me ha llevado a ningún sitio, al contrario, me ha hecho regresar. Regresar aquí, a tí y de tí a tí. Regresaron sentimientos enterrados que de nada ha valido sacar a la luz. Regresaron historias que creía acabadas. Y regresé yo. Regreso porque en alguna vida ocupo el puesto que me merezco. En la mía. No regreso por nada ni por nadie y mucho menos para algo o alguien. Regreso porque nunca me he ido, siempre he estado a mi lado aunque a veces haya sido capaz de reconocerme.

El 2012 me ha servido para darme cuenta de todas las cosas que sabía, para regresar a recuperarme y para hacerme ver que con el tiempo la vida anuda, lía, mezcla, confunde y enseña hasta donde nosotros mismos estemos dispuestos a aprender.

Ni el más negativo de los momentos ha borrado esta sonrisa...

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