Sortilegio

Desde épocas remotas el ser humano ha buscado por una infinidad de lugares recónditos, arriesgando su propia vida, esa bocanada de aire fresco que nubla la vista y atrofia momentáneamente todo el cuerpo al aparecer sin más y sin menos ante cualquier individuo.

La suerte. La fortuna de recibir un golpe de ésta asestado con la mayor fuerza posible sin esperarlo. La suerte. La gran desconocida que escasas veces se ha paseado cerca de mí y cuando lo ha hecho no ha percibido siquiera el olor de café procedente de una mancha ya incrustada para la posteridad de los días. La suerte. La suerte de tener suerte y ser afortunado.

No caigo en la cuenta de cuando fue la última vez pero podría manifestarse sin conjuros ni sacrificios y sin desear nada a cambio aunque sea un mísero, lluvioso y triste día para poder dedicarle la justa y sabia importancia que se necesita.


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