Caminando por Sevilla

Me reencuentro con Gustavo, me llena la cabeza de preguntas que solo él responde, de misterios y frustraciones amargas, de pupilas y de arpas olvidadas en oscuros rincones...
Gustavo siempre igual, no cambias, no caducas, no pereces, no olvidas...
Tu pose y tu altanería siempre son las mismas, Gustavo, que como roca querrías parar al huracán aún cuando tú mismo sabías ya que era poesía.
Faltan hombres como tú que sepan recomponer en pocas horas las pérdidas de toda una vida.

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