Comienzo algún capítulo estivo

-En la calle los aires acondicionados montaban un gran escándalo. Por lo demás, ni un alma. No se escuchaba nada. Ni pájaros ni niños ni coches ni música. Nada más que aquellas máquinas malditas acechando la tranquila noche de verano.
Es horroroso, además, el calor tan exagerado que está haciendo ahora. El cual parece ser la causa de este ruido molesto y desagradable. Es un círculo vicioso. La falta de una mínima brisa provoca que esté todo cerrado a cal y canto mientras aquellos aparatos retumban en mis oídos como el concierto  televisivo de Año Nuevo tras una noche de jolgorio.
En la ciudad quedan dos gatos: los trabajadores amargados que ya cogieron vacaciones y los jubilados que cuentan los días para irse con los amigos. Entiéndase a la playa. El vacío. Desolación por calles y avenidas que bailan para atraer las tormentas. Aparcamientos de ensueño frente a los mejores negocios cerrados.
Lucía cogió a los niños y se fue al pueblo con su hermana y la cuadrilla...

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