Como quien zurce

Igual que un relámpago entras irrumpiendo en el ventrículo derecho de cualquier sombra que mire tus pestañas de perfil. Y con soltura, veneno aprendido antaño, te acomodas anchamente durante el tiempo que te sobra.
¿Y después? Pierdes cantidades abismales de segundos regalados en buscar la solución de tus problemas. Cuestiones que al rato se reproducen con tu dulce cantar melódico cerca del sitio donde recoges, sin filtrar ,todo el invento que creaste al entrar en aquel corazón.
Despierta. Mira más allá del sueño que a diario moldeas a tu gusto y redimídete hasta que no puedas caer más profundo. De ahí en adelante será todo coser y cantar.

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